lunes, 23 de enero de 2012

Sueño de sol.

Levanto los parpados frágiles y vírgenes. El aire es denso y cálido, puedo ver las motas de polvo flotar por la habitación, aún dormidas y soñando con dientes de león. Los rayos del sol, ardientes y pesados, aplastan mi piel, abrasándola con su lengua áspera. Las blancas plumas de mi almohadón bailan sobre mi cabeza, se acarician entre ellas y yo las oigo reír. La cabeza me da vueltas, porque esta danzando con ellas. El arcoíris irrumpe en mi pupila y solo dura un segundo. Me hace mirar por la ventana, para cegarme con la fuerza del día. Todo se mueve tan lento, pero aún más mis pensamientos. Mis propios rizos se enrollan en mi cuello, ahogándome suavemente, como esas relaciones de amor-odio que todo el mundo parece tener. Los oigo reír, rizos riéndose como caracolas salvajes de león. Mis pestañas quieren huir de mi mirada. Yo me ahogo contra la almohada, asfixiando mis rebeldías y devorando la suavidad y el calor de esta mañana arrugada. 

Mis parpados caen de nuevo,perdiendo el sentido. Y así, vuelvo para dormirme con una sonrisa.


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