Renegar de uno mismo para descansar
Negar tu cuerpo y tu mente
para
volar
Viajar del lugar en el que te encuentras
a tu serendipia
y escuchar
la marea y la arena
el zumbido del oleaje y
el choque de la piedra
Estudiar cada minúsculo ser vivo en la corteza
la energía correteando
por la ladera y el pasto
el viento peinando
los valles con su canto
Fundirse con el frío,
el peor de los
enemigos
Olvidarse de tu nombre,
de tu apariencia, de quien dicen que eres
olvidarse de tu
existencia
para disfrutar
para disfrazarte de los
sonidos
de los colores
y vivir
de los ojos
del tacto
y del oído.
Que nadie pregunte
por mí,
que me dejen libre en
lo salvaje,
para perderme de mi
misma
y no volver a
encontrarme.