La distancia entre nuestros almas se alarga y el resto de clichés se cumplen. Qué broma más macabra.
Desearía que fueses el caballero más valiente de esta tierra, y así abrieses tu corazón al mundo. La verdad sería tu espada, y la blandirías sin piedad. Así nunca más tendría que preocuparme por tener miedo.
Pero como Juana me toca ponerme de nuevo la armadura. Una coraza que me anestesia y me roba el alma. La vida no está hecha para quitársela.
El camino recorrido en la hierba alta es el testigo de nuestro profundo amor. Puedo ver el trazado curvilíneo, claro e indudable.
Termina bajo mis pies, quienes deciden si continuarán pisando el tiempo que nos queda, o si escucharé a la bestia que me habita.
Gracias por el mejor de los regalos.