domingo, 11 de diciembre de 2011

Sueños desordenados.

Y sin previo aviso, un sueño perdido irrumpe en el mundo, inunda con su excepcional aroma a sábanas suaves y sal, todo lo que encuentra a su paso, escombros y caricias robadas.Un fantasma del pasado,una silueta que guardó tanto amor y besos. Besos perdidos en mi cabeza vacía. Y no sabría decir si su presencia fue un milagro o mi perdición. Pero creí por un segundo volver a la vida, el recobro de lo que perdí en una bocanada de aire. Mi mente abstracta moldeó su cuerpecito, haciendo que no le recordase como es en verdad. Una mentira que me mantiene viva. Una mentira que aprendí a amar,y que me recobra a la vida,a la vez que cava mi propia tumba. Y no sé porque,si es por equivocación o una trampa para cazar al oso grizzly, pero me dieron más de lo que merecía. Él me regaló sus secretos y sus pensamientos,su cajita de la vida, la melodía que corre por su sangre, los rubores de su alma y sus palabras de afecto, valiosas como pepitas de oro. Pero el mayor regalo que me entregó, fue un deseo mutuo de un destino compartido. Y ahora que te has ido, no se si para siempre o solo por un tiempo, el miedo a que tus regalos se puedan pudrir en mi corazón, me abruma. Pero no puedo quejarme, de hecho no quiero. Porque me dieron más de lo que merecía, tú, me regalaste más de lo que debías. Y con eso o menos me bastaba. Por lo que me quedo con la sonrisa y la esperanza de poder verte algún día.




Que sueño más intenso el nuestro.-





sábado, 29 de octubre de 2011

El frío que corta tus ojos.

Poco a poco las sábanas pesan más,la habitación empieza a caer sobre mí,cubriéndome de escombros que no me permiten levantarme. 
Voy aprendiendo de nuevo a cerrar los ojos,a evadirme de todo,a mirar las puestas de sol con estas canicas ciegas y llenas de dolor.
Suspiro por mi agrietada boca,y el viento de mi aliento se lleva consigo el polvo de mis labios. Odio el frío,pero me encanta esa sensación de soledad que me regala el invierno,rompe mis huesos en cachitos muy pequeños. No tengo miedo a que se los lleve el viento. Porque tan solo hará que viaje una parte de mí. Lejos de aquí. El sueño humano consiste en huir. A donde sea. Huimos incluso del lugar donde somos felices. Porque nos pesa demasiado la libertad.
Castañas en mis manos,vacío el estomago,se encrespa mi pelo,húmedo y roto.
Poco a poco se van cerrando con más ímpetu mis ojos. Mis parpados morados por el frío,duro y afilado, caen con cansancio. Mi mente ya no se encuentra aquí. Ahora esta entre humo de pipa y ramas secas,que pinchan y huelen deliciosas. Aroma a tierra mojada inunda mis fosas nasales. He dejado de pisar asfalto para caminar sobre hierba mojada y blanda. 


No,ya no me encuentro aquí. He escapado, y me encanta.





miércoles, 12 de octubre de 2011

Otoño.

Época de reír con una taza de chocolate en la mano 
y llevar un jersey de punto que sin querer tu abuela te hizo demasiado grande.
Época donde las fogosas hojas mueren y depositan su cuerpo sin vida en el suelo terroso,para que las pisoteen,jueguen a estrujarlas hasta que se deshagan en arena de árbol , y nadie sienta lastima por ellas.
Época de coger dichas hojas y lanzarlas sobre tu cabeza,sin importarte si hay una araña o una oruga escondida en ellas.
Época donde las medias a rallas, de colores divertidos como el mostaza, predominan en nuestras arañadas piernas.
Época donde los troncos tostados de los árboles pasan de oler fresco y agudo a oler a humedad y hogar.
Época de castañas abrasadoras de manos y paladares, que nos regalan el calor y el aroma de esta ocre estación.
Época de cielos plateados que reflejan la palidez sucedánea de nuestras pieles mal cuidadas y hermosas.
Época de ligeras lluvias frescas que encrespan nuestro roto y bello cabello.
Época de rizar los rizos ya hechos.
Época de aceras donde el cemento es gris oscuro por las lluvias y la niebla parece humo de pipa de agua.
Época de melancolía en las rimas de nuestras bocas coloradas de tanto besar.
Época de comer hasta hartar antes de que llegue el invierno,y que este vacío oso grizzly marche a invernar a su propio mundo.