domingo, 14 de septiembre de 2014

Tiempo.


Perdidos, trazando círculos infinitos con nuestros pasos, vagando entre oxígeno contaminado, volteando las pupilas al cielo, tornando los ojos en blanco.

El vacío ahuecándose entre mis costillas y tu cama. La mirada clavada en un pensamiento que flota en la esquina izquierda de la habitación.

Ni saltan chispas, ni se ahogan las miradas. Tan solo el lento tic-tac del reloj se arrastra, y ni los segundos vuelan, ni los pájaros cantan.


El botón de repetición pulsado en todo momento,
la vida no sabe mostrar su descontento,
se halla en una tumba de tierra y cemento,
no le salvó ni el innato talento
ni el alivio que brinda el viento.




Solo nos pertenece el tiempo.