miércoles, 12 de octubre de 2011

Otoño.

Época de reír con una taza de chocolate en la mano 
y llevar un jersey de punto que sin querer tu abuela te hizo demasiado grande.
Época donde las fogosas hojas mueren y depositan su cuerpo sin vida en el suelo terroso,para que las pisoteen,jueguen a estrujarlas hasta que se deshagan en arena de árbol , y nadie sienta lastima por ellas.
Época de coger dichas hojas y lanzarlas sobre tu cabeza,sin importarte si hay una araña o una oruga escondida en ellas.
Época donde las medias a rallas, de colores divertidos como el mostaza, predominan en nuestras arañadas piernas.
Época donde los troncos tostados de los árboles pasan de oler fresco y agudo a oler a humedad y hogar.
Época de castañas abrasadoras de manos y paladares, que nos regalan el calor y el aroma de esta ocre estación.
Época de cielos plateados que reflejan la palidez sucedánea de nuestras pieles mal cuidadas y hermosas.
Época de ligeras lluvias frescas que encrespan nuestro roto y bello cabello.
Época de rizar los rizos ya hechos.
Época de aceras donde el cemento es gris oscuro por las lluvias y la niebla parece humo de pipa de agua.
Época de melancolía en las rimas de nuestras bocas coloradas de tanto besar.
Época de comer hasta hartar antes de que llegue el invierno,y que este vacío oso grizzly marche a invernar a su propio mundo.








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